martes, 24 de julio de 2018

Estero de la memoria

Nunca me acuerdo de nada. Mi mente es como un desierto. No hay nada permanente en ella, ni siquiera hay una brisa. Algo cayó al olvido y yo no dispongo de técnica de recupero de información. He olvidado lo fundamental, he tenido problemas, noches catastróficas a causa de esta cualidad de mi mente. Las ciudades se han llenado de agua. Han ardido en fuego. Todo por culpa de lo que olvidé. Gente ha peleado por quién me entiende y quien quisiera colgar mi cabeza.
Se aplica a todo. Nombres de personas. Nombres de películas, de series. Tareas. Me declaro incapaz de reconocer a alguien por su nombre ni, en muchos casos, por su cara. Tu cara, tu identidad se fugan con el tiempo, son efímeros. Hoy estoy frente a vos, mañana frente a alguien más, qué importa qué hiciste hace cinco minutos, no me interesa dónde trabajás ni cuánto ganás. A menos, a menos que me digas tu fecha de nacimiento.
Si me das tu fecha de nacimiento puedo llevarte a la inmortalidad. Pensaré en tu vida pasada, en tus nodos del karma, en tu luna. Por tu luna y tu mercurio voy a escuchar cómo y de qué hablás, la figura de tu mamá a venir a nosotros mientras me contás entusiasmado/a sobre tu compra de supermercado. Tu forma de hablar, las cosas que te gustan me llevarán a tu venus. Comprenderé el enlace cósmico por el que vos y yo estamos conectados.
Tendrás un espacio en la constelación de tu signo.
Vivirás por mucho tiempo. Sobrevivirás al agujero de mi memoria. Y yo habré podido recordar quizás un nombre, una cara. Sólo por esta vez.
Dejo constancia, nunca pude olvidar un alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario