Me asfixio un poco. Me aflojo un poco el barbijo. Hacia adentro y hacia afuera. Miro mi cara roja de limpiar baños con ese rectángulo de tela. Ahora conozco un poco más mis ojos.
Me pregunto cómo ven los demás mis ojos. Casi nadie ve mi nariz o mi boca. Cómo imaginarán mi cara.
Camino mucho con el calor.
Duermo mucho como si mi cuerpo al fin decidiera vacaciones de la ansiedad que tuve por meses. Dejo de sobrevivir un rato. No cuento la plata. Me tomo un café con mediaslunas.
Escribo por horas. Me protejo de caer.
Lo abracé por última vez sin que nadie dijese que era la última vez. Sentí su ternura hundida en sus brazos con su carita en la mía. Apenas susurró pero dura su efecto hogar en mí. Espero que se cuide.
Espero que no haya pandemia.
Espero que nos digamos la verdad.
Espero volver a abrazarlo.
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